Hoy en Weazel News inauguramos esta columna donde entrevistamos a Arya Petters, encargada del servicio de taxis DownTown Cab Co, a la cual agradecemos su participación.
- Buenas tardes, Arya. Cuéntanos un poco, quién eres y de dónde vienes.
* Nací en Nueva Jersey en una familia muy humilde y de mala vida. Llevo en Los Santos ya dos meses.
- ¿Cuáles son tus hobbies?
* A mi me gusta que la vida me sorprenda, me gusta la adrenalina. A mi esto de llorar y dramas, no me gusta.
- ¿Cuáles eran tus expectativas laborales al llegar a la ciudad?
* Conseguir un techo donde vivir y un trabajo humilde. Empecé como autobusera pero no me llegaba bien adentro…, porque lo único que me llegaba adentro era el olor a sobaco y requesón de las señoras mayores.
- ¿Cómo llegaste a trabajar de taxista?
* Pues como me gusta conducir y me gusta la gente, y en el taxi puedo poner el ambientador que me salga del “parrús”, pues por qué no.
- Dime lo mejor y lo peor de tu trabajo.
* Lo mejor es la independencia que me da y no sentirme sola todo el día. Lo peor es aguantar a los pelícanos, quieren mi corazón pero de eso no tengo.
- Te han ascendido recientemente, ¿Cómo ha sido llegar a este puesto?
* He currado muchísimo ya que con esta crisis la gente no tiene vehículos. Yo he empatizado con ellos; así que ha habido mucha faena y he querido satisfacer la demanda. Además el carácter que tengo, que parezco simpática pero también te puedo partir un jarrón en la cabeza. Y así los jefes decidieron que ascendiera, no me lo esperaba.
- ¿Y los compañeros y compañeras?
* Pocos me han dado la enhorabuena pero me suda el coño.
- ¿Ha cambiado algo en ellos desde que te ascendieron?
* No realmente. Yo soy muy pasota e intento que no se sientan atacados. Me gusta que haya buen rollo en el trabajo.
- ¿Crees que en el futuro alcanzarás un puesto de dirección?
* Es que realmente yo soy feliz como estoy, disfruto del presente y no pienso mucho en el futuro.
- Muchas gracias, Aria, ya sabes que a Maverick le encanta saber. Te deseamos lo mejor en todo.
* Pues muy bien, ¡hasta los huevos!